El estrés al volante

El estrés ha sido catalogado como una de las enfermedades del siglo XXI. Y, debido a las prisas y al carácter propio del ser humano, cuando nos ponemos al volante tenemos todos los números de padecer episodios de estrés.

Salir tarde, encontrar tráfico, querer llegar antes… son factores que nos causan estrés cuando nos ponemos al volante. Y para terminar con estos momentos tan críticos, hay cosas que podemos hacer. Por supuesto, hay elementos que se escapan de nuestro control, como la presencia de tráfico pero, en estos casos, nuestra actitud resulta muy importante para no exaltarnos.

Lo primero que tenemos que exigirnos es salir con tiempo de sobras. Podemos encontrar tráfico que retrase nuestra llegada a destino, pero si salimos con tiempo al menos no nos pondremos nerviosos por llegar tarde. Una buena opción en este caso es consultar las informaciones del tráfico que siempre nos alertan de la presencia de embotellamientos, accidentes… en nuestra ruta.

Otra cosa que tenemos que tener clara es que no por conducir más rápido llegaremos antes a nuestro destino. Lo que si conseguimos es un mayor número de maniobras de aceleración y freno, mientras aumentamos el consumo y las emisiones de nuestro vehículo. Circular a una velocidad constante, estando pendientes del ritmo de circulación de los demás vehículos que nos rodean resulta mucho más eficiente y conservador.

Finalmente, te recomendamos empatía al volante. Siempre hay conductores que pasarán estas normas por alto, pero si el conjunto de usuarios de la carretera fuésemos empáticos y tranquilos al volante, no se generarían tantas situaciones de estrés en la carretera.

Conduce de forma tranquila y respetando las normas de seguridad vial, conviviendo como es debido con los demás conductores.

Está claro que no hay una fórmula secreta contra el estrés al volante, pero seguro que si coges estos consejos y los llevas a la práctica, te relajarás más al volante.

Volver al listado